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La guerra llegó a Moscú


Por Gustavo Sierra

En Rusia se registra un gran pase de facturas por el lento progreso de la invasión de Ucrania y la enorme pérdida de oficiales, soldados y equipos bélicos. Hoy, las defensas ucranianas lograron retomar el control de Irpin, en la periferia de Kiev. Desde que todo comenzó, un mes atrás, habrían muerto hasta 15.000 rusos en las acciones, 18 de ellos altos oficiales, incluidos seis generales. Desde hace 12 días no se sabe nada del ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú. En Moscú dicen que tuvo “un problema cardíaco”, pero se sospecha que fue víctima de una enorme purga que lanzó Vladimir Putin entre los altos mandos militares.


Putin había sido advertido de los peligros de su movida militar. Obviamente, no escuchó. Permanece desde el comienzo de la pandemia encerrado en un círculo muy pequeño de personas de su confianza.

En enero, el general retirado Leonid Ivashov, que lidera un grupo de estudio integrado por altos militares rusos en activo y retirados advirtió que invadir Ucrania sería "inútil y extremadamente peligroso". Mataría a miles de personas, dijo, convertiría a rusos y ucranianos en enemigos de por vida, arriesgaría una guerra con la OTAN y amenazaría "la existencia de la propia Rusia como Estado".


Dos meses después, la profecía de Ivashov parecería cumplirse. Cuando todo esto se inició, en Moscú creían que Ivashov había perdido la razón. Hoy está siendo consultado por los pocos periodistas independientes y corresponsales que aún quedan en la capital rusa. No puede hablar a causa de la dura censura rusa en tiempos de guerra, pero le aseguró al New York Times que "no reniego de lo que dije".


El fracaso de la campaña de Putin es evidente en el sorprendente número de altos mandos militares que se cree que han muerto en los combates. Ucrania dice haber matado al menos a seis generales rusos, mientras que Rusia reconoce la muerte de uno de ellos, junto con la del subcomandante de su flota del Mar Negro. La OTAN calcula que los rusos perdieron entre 7.000 y 15.000 efectivos. Moscú admitió que son 10.000.


La última vez que se vio al ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, fue el 11 de marzo cuando se reunió con su par turco en Moscú. Desde entonces, vuelan las especulaciones. Hasta ese momento era un personaje mediático en Rusia. Aparecía casi todos los días en los noticieros. Era el hombre que tenía el Segundo Código del arsenal nuclear después de Vladimir Putin. Incluso, se lo considera el sucesor del líder ruso. Mucho poder en sus manos que al parecer le estalló cuando la invasión a Ucrania no estaba resultando como la habían planeado en el Kremlin. En las redes sociales rusas y ucranianas ya hablan del “fantasma de Kiev”.


En Moscú dicen que está ausente por “problemas de corazón”. Nadie da precisiones. La última vez que se lo mencionó fue el 18 de marzo cuando supuestamente asistió a una reunión del Consejo de Seguridad, pero no se mostraron fotos o video del encuentro. Esa noche, en los noticieros mostraron imágenes de él de la reunión de 7 días atrás con el ministro turco. Y la última reunión pública que tuvo con Putin fue el 27 de febrero cuando recibió la orden de poner en alerta máxima el arsenal nuclear.


Las versiones avanzan mucho más rápido que las fuerzas rusas en Ucrania. Una dice que Shoigú estaba detrás de un supuesto golpe de Estado para derrocar a Putin y que por eso va a ser enjuiciado por traición y corrupción. Otra, que fue enviado a su dacha en “plan piyama”, que es como llaman los cubanos a los que son desplazados del poder y permanecen en un virtual arresto domiciliario, por su mal manejo de la ofensiva militar con al menos 10.000 soldados rusos muertos. Una tercera, dice que había caído en una purga lanzada por Putin después de que Estados Unidos y Gran Bretaña difundieran planes de la invasión con una enorme precisión y que esa información sólo estaba en conocimiento de su círculo más íntimo. Y la cuarta lo atribuye a que su hija menor, Ksenia, de 31 años, fue vista posando con los colores ucranianos, celeste y amarillo, en una foto que subieron sus amigas a Instagram.


El campo de batalla ya no está sólo en Ucrania. La muerte y destrucción de la guerra llegó a Moscú. Y todo hace prever que se le podría aguar la fiesta que quería organizar para el 1 de mayo con las tropas victoriosas desfilando en la Plaza Roja.

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